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martes, 18 de enero de 2011

Under the sea

Estos últimos días han sido de lo más intensos. Fui a la barrera de corales, y también a la selva, y además anduve carreteando con Darren, con unos ingleses nuevos, y esta noche con unos galeses, con los que fui a una noche de open mic, en donde hasta me subí a cantar y a tocar la guitarra. Lo he pasado chancho, pero estoy feliz de cambiar de ambiente ya. He conocido a harta gente, pero como es un lugar de paso, al final no son más que bienvenidas, despedidas y todo un poco de lo mismo. Además, ya he visto todo lo que hay que ver aquí… aunque mañana tengo un último paseo, ¡a una isla tropical muy linda!, a snorkelear y a nadar un poco, antes de partir a Sydney, el 20. Es uno de los mejores paseos, y lo bookeé así para irme dichosa.

Hoy, además, ha sido un día especialmente grato y relajante, ya que por felices designios del destino me tocó tener la pieza ¡para mí sola! Y luego de estar ya tantos días compartiéndola con una manga de gente, ha sido un agrado (aunque sean gente agradable, la mayoría). Hoy pasé al menos unas dos gloriosas horas mirando el techo con la boca abierta, y simplemente estando, jaja. Yo creo que a todo el mundo le pasa lo mismo, en todo caso, porque aún si con los roomate soy muy amiga, si entro cuando están solos y simplemente paveando, puedo notar un dejo de irritación, aún si tratan de esconderlo. Y luego me dan explicaciones de porqué no están fuera haciendo cosas más heroicas e importantes, como practicando para una maratón, o tomando un curso de vela, jaja, y lo gracioso es que yo hago lo mismo, y es que a todos nos gusta parecer más interesantes y aventureros de lo que en verdad somos (aún si efectivamente hacemos esas actividades).

En cuanto a mis paseos, el que hice a la selva fue espectacular. A mí me encantan los lugares en donde la naturaleza se desborda, como ése (por la zona de Cape Tribulation), pero además de que fuimos a muchos lados bonitos, copados de árboles primitivo llenos de pinchos, y de raíces gigantes (porque no necesitan bajar a buscar agua), y de que hasta vivimos cocodrilos y un animal cuyo nombre no recuerdo, me tocó una guía especialmente entretenida, que contó historias muy interesantes. La que más me gustó, fue la de las piedras sagradas que hay en uno de los bosques… según la guía, son piedras que si uno las tira al suelo, rebotan, pero que si uno se las lleva lejos de su lugar original y hace lo mismo… se quedan en el suelo. Luego y en ese caso, claro, viene toda la seguidilla de nefastos hechos, por la piedra antes sagrada y ahora maldita, que quiere volver a su hogar, tanto así que los ladronzuelos casuales se ven obligados a volver solamente a devolverlas… ¿Discutible? Quizás, aunque yo igual le tengo respeto a esas cosas, y creo que sí son posibles… pero hay que decir que el modo que la guía tuvo de contarlo hace que a uno le den ganas de llevarse la piedra, solo para ver si deja de rebotar ya en la casa, jeje.

Además, me hice una amiga allí, Carolina, una italiana de 25 años que también anda haciendo la Work and Holiday. Estaba en un break, luego de haber pasado un mes limpiando plátanos en el campo. Me dijo que pagaban bien y que había tenido suerte de no haber tenido que hacer el trabajo duro (que se lo dan a los hombres) pero que, al limpiar los plátanos, igual se encontraba cosas como arañas gigantes o serpientes. Esa misma noche se iba al sector del monte Uluru, en donde pensaba hacer un paseo y luego encontrar algún trabajo nuevo allí. Se había venido sola a Aus, y quedamos en contacto, por si nos juntamos más adelante, así que bien.

En algún momento le dije que yo era profesora, y le encantó, y es que a la gente en Australia le encanta… lo encuentran bacán, a diferencia de Chile donde la mayoría piensa cosas como que uno llegó a eso por falta de capacidad o de puntajes. Error y autoflagelación para Chile (provoca un recelo a ser profe, que en general se traduce en peores profes). Ahora me pasa que hasta llega a hinchárseme el pecho cuando me preguntan qué hago en Chile, porque sé que a la gente le va a gustar la respuesta, y entonces más me gusto yo también, jaja (una es simplemente humana). Es casi como si dijera “yo, la abogada” o “yo, la médico”, porque así de importante es para ellos (creo que más que un abogado y menos que un doctor) (pero en verdad qué importa, si cada uno hace lo que tiene que hacer) (dicho sea de paso, no es mi intención mirar en menos al honesto trabajo o vocación de nadie).

Y el paseo a la barrera de corales… ah, absolutamente espectacular. Bucear (aunque yo snorkeleé) es algo realmente impresionante… uno no puede siquiera empezar a transmitir qué hay debajo del agua, aunque trate. Es todo un mundo completamente nuevo… peces de todos los portes y colores, algunos chicos, otros gigantes, que pasan solos o a veces en cardúmenes, tan ajenos al mundo externo… Con algunos cardúmenes pasa que uno hasta se asusta, porque están conformados de peces guatones y gigantes, y de pronto se ve venir uno, y una piensa que va a morir atropellada en ello… pero se abren como el mar Rojo ante la presencia humana, y luego simplemente siguen adelante. Algunos compañerines se la pasaron persiguiendo esos cardúmenes (“chasing the fish”)… y es gracioso, porque como los peces no están ni ahí, felices en su mundo celeste, si uno tiene suerte hasta puede pasarles la mano como si fueran un gato, o un perro… y además está lleno de corales que respiran, y medusas, y pulpos, y hasta tortugas, y toda una cantidad de cosas tan sorprendente, que la primera vez que uno se sumerge piensa que es una broma, la escena. Está todo tan poblado, y tan lleno de vida, y nosotros los seres humanos somos tan anónimos en medio de ello.

Es simplemente demasiado lindo.

El momento más emocionante del día fue cuando otro snorkeleador detuvo al pasar a una especie de pez globo. Enorme (del porte de una pelota de fútbol), naranjo con celeste, tenía unos mechones como de cartílago, y unas especie de orejas por la que salían más de esos mechones. Era la cosa más ridículamente linda que he visto. El pobre fue capturado y movió su boca de punto con consternación, mirando con cara de angustia (de ser posible) tras esos cachetes gigantes. Luego de hacerle cariño, lo soltamos y se fue soplado siguiendo al resto del cardumen… pero ese momento de presencia fue tan increíblemente emocionante. Un encuentro cercano de primer tipo con la belleza de las profundidades (aunque snorkeleando no se puede ir tan profundo), tanto que se me olvidó que estaba bajo el agua y solté un par de lágrimas, que no pude limpiar con la mano, con tal que tuve que salir a la superficie, y sacarme por un rato la máscara, y luego me llegó el charchazo de la ola en la cara, jaja.

Totalmente recomendable. Hay pocas cosas más revitalizadoras que recibir un cachamal de parte de la naturaleza, en especial si se le está buscando.

En cuanto a las fotos, pucha, salgo yo en casi todas (me siento como ese capítulo de los Simpsons donde las hermanas de Marge le muestran mil fotos un viaje, todas de ellas dos, y todas iguales, jaja), pero luego voy a estar con gente menos de paso, y habrán más caras. Por ahora, aquí vamos:



¡Y mi mantequilla de maní se reprodujo! jajaja. Ahora tiene amiguis.





En la piscina pública, aww.



La costanera de Cairns, donde camino cada santo dia de Dios (3 kilómetros de puro organizado placer, con piletas y todo).



Una niñita sola en una silla viendo el atardecer con las palomas.



Con Darren compartiendo unos onion rings, mmmm. No se asusten que lo que se me ve no son los churrines, sino el bikini.



Planchando (¡y de verdad!), soy el as de la vida doméstica.



Al agua pato



Snorkeleando en la barrera de corales, ¿ven que hay una ola atrás? Es por eso.



Cynthia has been banned.



Compañerines acuáticos.



Cocodrilito.




El río Alexandra algo. No se ve en la foto, ¡¡pero está lleno de cocodrilos!!



"¡¡En esta selva hay hormigas de éste volao!!"



Detalles de la selva (ya que es bastante imposible capturar el cuadro general).



Posando en Cape Tribulation.



Port Douglas. Las palmeras se ven muy piola, pero son GIGANTES.



Esta foto es como media apocalíptica, ¿cierto? Como la gente saliendo de la montaña.



Guitarreando duro en el open mic.

martes, 11 de enero de 2011

De vaga.

Estos últimos días han sido muy tranquilos. Muy tranquilos y de algún modo igual se me pasan volando. Es que decidí quedarme acá en Cairns hasta mi vuelo a Sydney, el 20, por motivos económicos. Quería ir al norte, a Cape Tribulation, una selva bacán… pero es muy caro, y decidí que no era tan terrible no ir, ya que ya me metí a una selva en una de las islas, y ya que, si logro ir a los otros países que quiero, veré muchas más. También decidí no hacer un rafting que hay (y que tenía muy visto), por lo mismo, y la explicación/consuelo es que, es cierto, he hecho rafting, y en realidad todos los deportes extreme, cada vez que he podido. Así que paciencia. No es en Cairns con sus cifras astronómicas el lugar en donde darme esos pequeños lujos. Aquí mejor ir a lo esencial.

Así que trato de aprovechar lo que hay cerca, mientras espero mis escuálidos tours a lo esencial (dos, ¡a snorkelear en la barrera de corales!, el 14 y el 17, bookeados). Ayer me caminé la ciudad casi entera, lo que se tradujo como en 6 horas de caminata. Los mapas son engañosos porque se ven más manejables las distancias de las que en verdad son, pero mejor porque tal vez viendo cómo en verdad era no me habría lanzado… Caminé toda la costa posible, y también fui al Parque Botánico, y luego hice un sendero para trekking en un cerro que tenía en total 7 kilómetros, aunque no llegué hasta el final. Es que como calculé mal no llevaba ni una manzana, y además ya se me había acabado el agua. No había mucha gente en ninguna parte (probablemente porque elegí el día más caluroso de todos) aunque sí me topé con unos señores en sus 60 haciendo jogging y los senderos, y dando la vida en ello. Varios de ellos, y todos solos, inmersos en su propia onda, y uno incluso estaba canturreando.

Algo que me llama la atención de Australia es que es el primer país que conozco en donde los hombres son más guapos (o se preocupan más) que las mujeres. La mayoría son deportistas, limpios, bien vestidos y además muy educados, y se mantienen bien en todas las edades (exceptuando el tema dientes, como dije la otra vez). Las mujeres también son lindas, pero la mayoría está pasada de forma, y además andan extra pintadas, aún bajo el sol de mediodía (me pregunto cómo no se les derrite el maquillaje), pero supongo que a los hombres les gusta, ya que la mayoría de ellas andan acompañadas.

Pero, por si a las chiquillas les tinca (chiquillas vénganse, jaja), otra cosa curiosa es que acá el número de hombres dobla al de las mujeres, al menos en Cairns. Tampoco sé porqué. Y la mayoría son simpáticos aunque andan en una onda demasiado fiestera… tal vez, en parte, porque las mujeres acá igual son medias desatadas y ya no son ni las 9 de la noche, y andan bailando casi sin ropa. Por supuesto, tal táctica tampoco serviría si a ellos no les gustara. Además, ellos también andan felices por el mundo paseándose medio en pelota. Me pregunto si será en todas partes así, o solo en estos lugares tan extremadamente calurosos.

De todos modos, aquí me siento como una puritana, porque aunque aprecio el cuerpo masculino, me perturba un poco verlo siempre y en todo lugar. Otra vez comparto pieza con hombres (como dije, casi no hay mujeres) y siempre me da nervios que en algún momento se les asome algo. Más encima miro, solo por nervios de si se va a asomar, y ellos se dan cuenta y creen que me gusta, por lo que están aún más en pelota, de ser eso posible, jeje. Así que tal vez hasta sea un poco culpa mía, aunque no lo hago realmente a propósito.

En fin, hace un par de días, y mientras estaba escribiendo, llegaron mis compañeros de pieza. Dos irlandeses, Sheep y Ricky. A Sheep pensé que le decían Chip, pero el sobrenombre era por “oveja”, ya que tiene el pelo rubio y lanudo (jaja) (es cierto). Ricky era de esos que son para darse vuelta, cosa que no es fácil de encontrar acá en Cairns, o al menos de encontrar de modo que destaque sobre los demás. De verdad que sí, casi un insulto, altísimo, con los ojos azules, pelo negro, y calugas por todas partes. Vamos, que una tiene ojos, en especial si, como dije, prácticamente se contonean frente a una.

Al principio no me cayeron muy bien, en todo caso. Llegaron demasiado fiesteros, tirando tallas (el 95% sexuales), y tomando vino a las 1 de la tarde, medio picándose porque yo no quería… pero ya en la tarde, cuando volví, conectamos. Resultaron ser muy educados y simpáticos. Además, me incluyeron en todas. Me invitaron a todos los lados a los que iban a ir, y eso me hizo sentir bienvenida. De hecho, hoy partieron justo al viaje al que yo quería ir, a Cape Tribulation, por 4 días, y me dijeron que me uniera, que habían arrendado un auto y que obvio que ellos invitaban, pero al final dije que no, porque cuando decidí que me iba a quedar acá (justo una media hora antes de conocerlos) pagué todas las noches de una que me quedan, aquí, porque así me hacían un descuento. Mal timing, ¿cierto? Entonces me saldría carísimo.

Con Ricky tuve especial onda. Ese día en la tarde llegaron tres “amigas” que habían conocido en el bar de abajo, a fiestear en la pieza, pero luego fueron a comer, aunque solo con Sheep, porque Ricky dijo que prefería quedarse conversando conmigo. Debo decir que me sentí halagada porque esas tres mujeres que habían llegado eran realmente de catálogo. Así que nos quedamos en el balcón, tomando vino en bolsa, yo un poco estresada al principio (como que no podía decir que no), y para mi sorpresa (fui prejuciosa, lo admito) (no por lo guapo, sino por lo pretencioso), el irlandés resultó ser de los tipos más cultos que yo haya conocido, y además encantador. Hablamos de un montón de cosas. Una de ellas fue sobre los aborígenes de acá y de porqué no había mezcla entre ellos y los que vinieron de Europa. Según Ricky es porque recién en 1960 se aprobó una ley en donde se decía que ellos eran seres humanos, y quién quería involucrarse con un animal (según el modo de pensar de entonces), pero también comentamos cómo eso no ha detenido a culturas previas, y cómo era de absurdo siquiera pensar algo así. También nos reímos de las vueltas de la vida, por cómo los europeos que llegaron a Australia eran la escoria, traídos aquí porque sus lugares de origen querían “limpiar el país”, y cómo hoy el dólar australiano vale más que el americano, por ejemplo.

Así que fue un agrado, no solo porque el loco sabía tanto de todo (y eso que no es historiador, sino matemático), sino que porque lo compartió sin competir. Y hasta las conversiones exactas de moneda y de medidas de distancia se sabía. Le consulté valores que necesitaba, como lo hago con mi abuela, quien también siempre sabe todo, jaja, y me contestó como quien lee los resultados de una carrera de caballos. Y yo creo que yo también le produje algo a él, porque luego me dijo que fuéramos a no sé cuál bar a comer, antes de que volviera el amigo, a quien se suponía que estábamos esperando, y quien simplemente estaba en el bar de aquí... y además como dije la vez antes, una mujer siempre sabe.

Pero, cuando estábamos saliendo por el hall, apareció Sheep a quien le habían robado la billetera, con todo. Drama total, y Ricky obviamente salió con él a llamar a todos esos teléfonos que hay que llamar, y trámites del tipo. Y luego no nos vimos hasta muy tarde, y al día siguiente me cambiaron de pieza en el hostal (requisitos del descuento), y además ellos se fueron a la gran barrera de corales por el día completo.

Igual al día siguiente nos topamos en el ascensor. Ellos venían llegando de su paseo, y estaban absolutamente rojos, jaja. Sheep seguía de maleta, pero Ricky me invitó a tomar algo a mi ex pieza, que sigue siendo la de ellos, y le dije que bueno, aunque venía llegando de mi súper caminata y venía aún más roja. Pero cuando llevábamos una media hora conversando en el balcón (mientras Sheep se duchaba con la puerta abierta) (¿cierto que es heavy eso? como si una no estuviera allí), aparecieron CUATRO amigas nuevas, que habían conocido en el paseo ¡y que juntas tenían menos ropa que yo misma! (y eso que yo igual andaba un poco en pelota). Así que me dio pánico escénico, inventé algo, y me fui. Cobarde, ¿no? Igual ellos me dijeron a qué bar iban a ir, y que fuera para allá, pero como eran CUATRO me dio cosa… aunque luego no fue tan grave, porque había noche de karaoke en el hostal, así que me senté en una de las mesas comunitarias, y conocí a unos franceses y a más canadienses, y casi – casi - canto. Y luego me fui a dormir temprano, lo que me vino bien, porque igual a veces cansa la gente, y yo ni siquiera soy tan amistosa.

Y al día siguiente y para mi sorpresa, desperté por Ricky, quien a las 8 am se puso a tocar mi puerta… y a insistir que fuera con ellos, ya que ayer los había “plantado”. QUÉ EMOCIÓN, pero como dije, ya tengo las noches pagadas acá. Así que me despedí medio con el corazón en la mano (una se pone sentimental, en este tipo de cosas).

Mis nuevos compañeros no son tan lujosos como estos. El primero, que llegó ayer, se llama Chris, y es de Brisbane (Australia). Llegó haciendo dedo y tiene aspecto como de no haber comido en dos semanas… y huele como si no se hubiera duchado en un mes. Ayer cuando entré a la pieza casi me caigo de espaldas con el gentil aroma con que dejó impregnado el lugar, pero le tiré una indirecta (si la comida que tenía en el refri “estaba descompuesta” porque olía mal), y de alguna manera aminoró un poco la situación (pero solo aminoró, qué suerte que se queda solo 3 noches).

Bueno, quizá fui demasiado afortunada. Todos los tipos con los que me había tocado alojar antes fueron extremadamente limpios, tanto que tenían más productos de limpieza/belleza más que yo, y tanto que en algún momento sobre todos ellos creí que eran gay (sin ofender a los gay), con ropa mucho más producida que la mía, y hasta con accesorios choros como cinturones estilosos (a alguien se le quedó uno, que ahora es mío, jeje)… y ahora está Chris que es lo contrario, y lo fome es que como ataca a mi sentido del olfato, no me dan ganas de ser amable con él, además de que se rasca todo el día y dadas las circunstancias me imagino algo horroroso, como una mezcla entre sarna, ladillas y gonorrea… Tal vez podría esforzarme un poco, si no fuera porque además de todo esto, ¡cada vez que estoy en la pieza (en estas condiciones, lo menos posible) está aquí! y más encima por algún motivo yo le caigo bien y me habla cada vez que me ve (de hecho, ahora mismo me está diciendo que vaya adentro a ver la inundación en la TV) (parte de Australia está inundada), y además en parte siento que le debo cierta simpatía porque ayer le acepté un chocolate, jejeje, culpable.

Mi otro roomate se llama Darren, como el loco de “La hechizada”, y tuvo la cordialidad de reírse cuando le comenté eso, cuando todo el mundo le debe haber hecho esa talla alguna vez (no pude evitarlo)... También es de Australia, aunque de Melbourne, y también anda viajando solo, pero es más tranqui, y además mucho más limpio (hoy se afeitó DOS veces), jaja, y parece gringo turista, blanco, lleno de pecas, y con una enorme cámara colgándole del pecho. Llegó hoy en la mañana y me sentí infinitamente agradecida de que hubiera alguien más aquí, a ver si como es hombre se siente con la suficiente confianza como para decirle al otro que se duche. Yo creo que le debe molestar hasta más que a mí, porque es de lo más prolijo, y como su prolijidad es mi felicidad, cada vez que lo veo afeitándose me dan ganas de pegar saltitos.

Y esta tarde la llovió entera, y Darren, pese a su aspecto gringo, actuó como todo un australiano, yendo al gimnasio del hostal (que yo no sabía que existía, jeje). Yo pasé un día extra relajado, cuyo punto máximo fue estrenar el Skype, y hablar con mi amiga Cake, en Brisbane. Fue tan emocionante hablar en castellano por primera vez en días (cualquiera creería que ya llevo afuera un año), que casi lloro… nos veremos luego, eh, Cake, y amigos con Skype… ¡hoy todos estaban offline en mi lista! (excepto ella), aplíquense, pues, ¿no ven que estoy sola en un país de ex convictos? Especialmente tú, mamá.

Y eso, po. Hoy es martes y solo hay una competencia de lucha en gelatina (“solo”, jaja), así que yo cacho que voy a ir a mi caminata diaria, en la costanera, donde siempre tocan una música en vivo mu buena, y luego me voy a ir a leer el libro que hoy intercambié gratis en otro hostal, “El corazón de piedra verde”. Ya se me acabaron los otros dos que había traído, y estoy feliz porque éste siempre lo quise leer, pero por algún motivo en mi casa solo estaban el tomo 2 y 3. Así que con permisito dijo Monchito.



Bambús grandes y bambú guagua, en el Parque Botánico.



Amiguis.



"Freshwater lake", curioso el nombre, ¿verdad?



Bosque con dedo, como en los viejos tiempos.



Plantas con flores gordas y rojitas.


Vista desde la semi-cima.



Hasta ahí nomás llegué, en parte porque me dio cuco el cartelito... y en parte porque estaba cansada y tenía hambre, jeje.



¡Hojas gigantes! En cada una cabe como 20 veces una simple cabeza humana.



Esta foto es para mis papás que siempre dicen que soy la crespa de la familia, jaja. Ando con unos tirabuzones que se los encargo, jaja (chochera).