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miércoles, 11 de enero de 2012

Banda sonora OZ y alrededores, parte 4.

¡Y la penúltima entrega!

37. “Jeanny”, de Falco.

Ésta me encanta. Tiene drama, y gente que habla, y hasta aparece la policía… toda esa parafernalia que pone “on” el click de mi lado telenovelesco. Además, el cantante tiene una voz muy afinada, y apasionada, y precisa, que me intrigaba en las cosas que decía. Cuando grita hasta me dan ganas de llorar (todavía), pero entonces no sabía si insultaba a la mujer de la canción, o si insultaba a Dios porque se moría (¿se moría?), y todo era muy confuso.

Es que, aunque me gusta la canción, no la entendía. No la entendía porque está en alemán y en mi esperanza de hacerlo se la mostré a casi todos los que conocí... pero ninguno se dio la lata de explicarme, y eso que fueron varios. Además, lo que yo consideraba un hit, a ellos les parecía algo prehistórico.

Hasta Auckland, Nueva Zelanda. Cuando tenía que irme de allí hacia Australia, me quedé varada unos días, por culpa del Puyehue y de su nube volcánica, y allí me tocó compartir pieza con un germano medio hipster y as de la computación, y apenas pude le pregunté.

No sé si fue buena idea, hacerlo, porque resulta que la canción trata de un hombre que rapta a una mujer menor de la que está enamorado, y parece que al final la mata para que nadie más se quede con ella (o se suicida, no me quedó muy claro)… la ansiedad de su voz no una pasión maravillosa, sino que la aflicción de un hombre enfermo. Además, mi amigo me contó que Falco mismo era bien polémico, que murió en un accidente de tránsito, que tenía una hija no reconocida, blablablá. Chismoso el alemán, para la felicidad de su servidora.

Pero la canción no dejó de brillar para mí luego de eso. No era que el cantautor fuese el hombre enfermo, sino que solo describía a uno, como hace Eminem en “Stan”, otro hit. Y lo describía muy bien (creo yo).

Escucharla hoy me gusta no solo por la pasión ya descrita, sino que también porque me recuerda a todos los alemanes que conocí, y a los sutiles matices de su acento. Es que, además de Falco, mi único referente del idioma era Hitler, Hitler gritando en sus discursos políticos, Hitler con la voz contenida y cuidadosamente dirigida hacia un objetivo... no como les pasa a las personas reales, espontáneas, que inevitablemente tienen destellos de sensibilidad y hasta de fragilidad en sus palabras. No como le pasa a Falco, aunque se vuelva loco en la canción. No como le pasa a la gente a la que conocí.

Falco me acerca a ellos.



¡Oh! Acabo de ver el video, ¡qué buen video! Me llegó a doler el corazón. La verdad es que si lo hubiera mirado antes, habría cachado todo el mote, jaja.

Y aquí el hit de "Stan", para los curiosillos. Eminem (y la Dido).



38. “Knockin’ On Heaven’s Door”, de Bob Dylan.

Esta canción es una preciosura. Es perfecta. Tiene humildad, y tiene simbolismo, y hasta una semejanza a Beethoven con su “knock-knock-knocking” imitador de golpes. Mientras Beethoven simula a la muerte tocando a su puerta, Dylan replica el sonido que haría él mismo tocando las puertas del cielo.

Es una obra de arte.

Antes me gustaban más las versiones de Guns and Roses, y de la Avril Lavigne, pero en Australia tuve una obsesión con este hit, así que busqué aún más, y en ello encontré la original. Bob Dylan. La mejor de las que hay disponibles.

Este enamoramiento musical me pasó en Cairns. El primer Cairns, al principio del viaje, enero, llegando a Australia. Estaba apenas organizándome, así que iba harto al McDonalds frente a la playa, para usar el wifi gratis y agilizar procesos. Y afuera del local un señor mayor, de unos 80 años, tocaba la guitarra y cantaba, cada noche.

El señor era buen cantante, y a mí me gustaba… pero un día fue como si hubiera quebrado las entrañas mismas del universo. Sin previo aviso, se pegó una versión de esta canción tan, tan impresionante, tan poderosa y a la vez tan desnuda… que me hizo sentir como si nunca hubiera escuchado música antes en la vida: Fue como si él mismo estuviera tocando al cielo, y una tuviera la perturbadora pero maravillosa oportunidad de presenciarlo.

Qué voz espectacular y qué sentimiento. Todos los demás también lo miraron. Fue como si se hubiera detenido el tiempo. En ese momento, no hubo nada más importante.

...

La versión de Dylan es buena, sí, pero mi favorita es la de ese señor. Lástima que no la tenga.




Los Guns.



La Avril Lavigne.



39 “Love Is Gonna Get You”, de la Macy Gray.

Esta canción era el tema principal de una serie que hizo la Alicia Silverstone, “Miss Match”, el 2003.En ella era una especie de Emma moderna, emparejando a todo el mundo y ella sola. Por supuesto, tal como el título lo dice, el amor estaba por “atraparla” (aunque no sé si alcanzó a pasar, porque al final la serie duró solo una temporada), y así la Alicia salía toda inocente y a punto de ser descubierta, el espectador sabiendo que el momento llegaría, aunque ella ni siquiera se atreviese a soñar con ello (es poco cool admitir que uno lo hace).

Yo encontraba a la canciónempalagosa y obvia, aunque igual la tenía, para escuchar a veces. Hasta que undía, en las primeras semanas de Australia, me salió en el aleatorio.

Y entonces me encantó. Me encantó, porque pese a que hace tiempo que estaba sola, y a que no había ni un moro en la costa… tuve la certeza de que algo iba a pasar, algo emocionante y nuevo. Y así la escuchaba por las calles, feliz en mis caminatas nocturnas, como preparándome a ello, diciéndome que tendría que venir…

Es que si la Macy Grey tenía razón no importaba – no importaba – cómo se veía el panorama, ni donde estuviera yo en el momento. Iba a tener que pasar. Era el destino. Me seguiría adonde yo fuera.

Y yo tenía derecho a soñar conello.

Toda esa onda feliz, me causó cierta expectación y alegría a la vez, y creo que me trajo mucha suerte. Tal vez sea cierto que, antes de recibir a alguien en la vida, uno tiene que tener el corazón abierto.

Y aunque aún no ha llegado el gran amor, desde entonces sí he podido tener unas experiencias muy alegres.



40.  “Maria”, de la película “West Side Story”.

Sí, a mí también me cantaron. Era fácil hacerlo, porque en Australia reduje mi nombre, María Paz, a solo María– más fácil – y hay muchas tonadas con él.

La que casi siempre escogieron para mí, fue la “Maria Maria” de Santana. Pero a mí ésa no me gusta,por lo que mañoseaba al respecto. Era especialmente tragicómico debido a que,en un viaje como ese, uno conoce a gente todos los días, lo que significa que pasé meses escuchándola reiterativamente. Lo peor era la cara de amor y amistad con la que me la dedicaban, a veces hasta bailándomela, por lo que no era lindo demostrar rechazo. Tortura.

Supongo que fue una especie de karma, por todas las veces en que se me pegaron canciones que a la otra gente no les gustaba, y que aún así no podía evitar cantar, jeje. Sabía que ellos actuaban de tan buena fe como yo, buscando complicidad y acercando mundos, siendo torpes e inocentes, y por eso en general me mordí la lengua… pero admito que cada vez me molestaba más, y que terminé odiando la cancioncita.

Es que me persiguió durante meses.

Sin embargo, afortunadamente no todos escogieron la de Santana. Varios se fueron con la de “West Side Story”, que irónicamente viene a ser la inspiración para la primera. Y unos pocos, la de“La novicia rebelde”, “How do you solve a problem like Maria?”, en la que hablan de la Julie Andrews y de cómo está loca, y de cómo así – o sobretodo así– luego se queda con el minazo del capitán Von Trapp. Suertuda.

Hoy todas esas canciones me recuerdan a buenos momentos… aunque la de Santana me gusta solo conceptualmente, porque todavía me irrita escucharla (admítolo). De todas formas, la voy a poner de bonus, para saciar sus curiosidades. Si prometen no cantármela…

La de West Side Story (mi ganadora).



"How Do You Solve A Problem Like Maria?", de "La novicia rebelde". Lamentablemente, esta no es la versión que quería poner, sino la que cantan en la iglesia cuando se casa (es que ésa no está). Es simpática pero cierta comentarista del YouTube tiene razón cuando dice "So, it's her wedding day and they're singing about what a pain she is?", jajaja.



Y un comercial que hicieron de audición en la BBC muy gracioso (como dato freak al  margen).


41. "Microdancing", de los Babasónicos.

¡Qué cosa tan pegote! Y la letrano dice casi nada. Solo algo así como “si te llevo de favor, ¿me prometes queesta vez no vas a arruinar la fiesta?” y luego muchos pero muchos “oh ohohohoh,oh ohohoho, apretados, microdancing”, repitiendo y repitiendo, de un modo taneficaz que uno casi no puede evitar cantar, y bailarla.
Es una canción real realmente buena. Y como dije, pegote, así que la canté durante todo el viaje. Y todavía.

Mi recuerdo favorito de entonces,fue con la Anne. Ella era una entusiasta compañía, que cantaba cada vez en que yo cantaba. Le daba mismo no saberse la letra, y chamullaba jubilosamente,causando en principio mi horror, luego mi aceptación, y luego mi agrado (había que dejar la maña). “Microdancing” era de nuestras favoritas, por ser fácil y alegre.

Una tarde, a las afueras de Bundaberg, en plena carretera y esperando a que alguien nos llevara a dedo al pueblo siguiente, me puse a cantarla. “Si te llevo de favor…”. La espera se hacía larga y tediosa, y era una tarde agradable, sombreada, llena de flores y pajaritos, en medio de la nada. “Oh ohohohoh”, repeticiones varias, bailando, y la Anne ya cantando contagiada y bailando también. Paso siguiente, dar vueltas en círculos y otras maniobras más complejas, “apretados, microdancing”, “ohohohohoh oh ohohohoh". No sé cuánto rato. No tanto.

Y entonces pasa el único auto envarios minutos, tocando la bocina. He ahí las dos locas, bailando con los ojoscerrados, inmersas en un universo paralelo, pasándolo chancho. Dimos un salto y nos miramos una a la otra, con vergüenza instantánea.

Y luego nos reímos. Es que fue tan divertido. Uno de esos momentos anónimos y totalmente cotidianos que son los que al final más se recuerdan.

En realidad, mirando el videoclip, pasó extrañamente parecido a en él. Chusto (y felicidad).



42. “Money, Money” de la película“Cabaret”.

En Blue Topaz, mi tercer y más largo alojamiento en el campo, la dueña del lugar era una mujer llamada Sue. Deunos 50 años, muy eficaz y bastante mandona. Administraba este “caravan park”, que tenía por lo menos 30 casas rodantes arrendadas, más los espacios para gente con la propia, más muchas pero muchas carpas, y solo una cocina al aire libre, y unos pocos baños, y además de eso nos conseguía las pegas.

No hubiera sido tan difícil la propia pega suya, si no fuese porque la mayoría de la gente era joven y en ánimo de jarana (dentro de lo que la vida de campo permite), así que igual la Sue se la pasaba quitando cervezas a los curados, haciendo callar a los gritones nocturnos, excusando a los carreteros que no llegaban a trabajar y cosas adolescentes del tipo. Y tenía fama de usurera, porque cobraba por cada ducha de agua caliente, y por llevarte en su liebre a las pegas, si no te conseguías tu propio transporte.

La gente no la quería mucho, aunque yo la entendía. Es que yo también sé el cacho que a veces es ser la voz de la autoridad (soy profe en media), y además era muy simpática, si una la trataba con educación y respeto. Yo creo que en parte muchos no la querían, porque así era más fácil enfrentarse a ella, y abusar de ella a veces también

Antes de conseguir mi propio transporte, tuve que inscribirme en la liebre, para llegar a la pega de los tomates, que me consiguió la misma Sue. Entonces yo escuchaba mucho “Money, Money”, porque es una canción alegre que me hace reír, y que además me motivaba a salir por ahí a ganarme mis monedas.

No recuerdo haberla cantado (qué plancha, porque no es una canción muy cool), pero sin duda lo hice, porque se la pegué a la jefa. Mis compañeros, con cara de risa, llegaron cuando yo ya no iba con ellos en la liebre, a contarme cómo la susodicha la cantaba feliz de la vida mientras iba a buscarlos y a dejarlos cada día. “See?”, me interpelaron alborozados, porque con esto tenían la “evidencia” de que ellos eran solo números y cifras para su persona.

La verdad es que la pobre Sue no podría haber elegido una canción más gráfica. Y como es de una película vieja, mis amigos ni siquiera sabían que existía, sino que pensaban que ella la había inventado sin querer para la ocasión, repitiendo ávidamente “money, money, money”, cual Gollum con “my precious”… como revelando inesperadamente el real contenido de su mente.

Yo me reí, y les expliqué, y entonces ellos se rieron también. No éramos tan graves después de todo. Y luego nos fuimos a reír con la Sue a quien no le dijimos directamente porqué era tan gracioso, pero quien igual cachó porque sospechosa – y atinadamente - dejó de cantarla.
  


43. “Moves Like Jagger”, de Maroon 5 conChristina Aguilera.

Éste un temazo Es embalado y gracioso, y muy feliz de bailar. Básicamente habla – o fanfarronea – de cómo quien la canta tiene “las movidas de Jagger” y así se pega sus buenas performances en las pistas, derrochando estilo. Lo mejor es la patudez del título, quizá, colgándose de la fama de Mick Jagger, y luego presumiendo ostentiblemente con ella.

A la gente le encantaba, y la ponían casi en cada fiesta.

Fue un hit recurrente a lo largode todo el viaje, porque como ya he contado, a los australianos les gustaba repetir las canciones, pero conservo un recuerdo especialmente feliz en Noosa, un lugar muy taquilla cerca de Brisbane, con unas playas preciosas y harto carrete. Con la Anne acabábamos de dejar el campo, y no dábamos más de la emoción de volver a ver gente, y lugares, en donde pasaba más que el mero crecimiento de la fruta. Además, estábamos con la Debbie, otra holandesa, una amiga de Stanthorpe (el campo), con quien viajamos un trayecto. Era nuestra devuelta a la vida, y estábamos muy emocionadas y expectantes. Como si no hubiéramos ni asomado la nariz fuera en años.

Juntas nos producimos y salimos a bailar. Quedamos irreconocibles, y no porque en el campo no nos produjéramos: es que entonces simplemente no era tan efectivo... las ojeras permanentes, los moretones, las manos siempre manchadas – aunque se lavaran – con la recolecta de tomates, el saber que cada hora luego se pagaría al día siguiente, en terreno.

Esa noche las tres simplemente brillamos. Y fuimos a las pistas en gloria y majestad, regresando a un mundo nocturno que habíamos dejado, y lo hicimos con tanto estilo y con tanta presencia. Sin hojas en la ropa, ni zapatos mojados por el barro, ni quemaduras por insolación (bueno, eso sí).

Como Jagger.



44. “Only Girl (In The World)” de Rihanna.

Ésta fue la canción que me recibióen Australia. Estaba muy, pero muy de moda, y me ametrallaron con ella desde elprimer hostal.

Es una canción buena, así que nopasó mucho antes de que me gustara. Era fácil de bailar y tenía mucha pasión. Pero la tocaban tanto que empezó a molestarme y además luego tuve malas experiencias al respecto, como cuando el chileno que me gustaba y estaba pololeando con otra, me contó con tanto amor cómo de feliz era bailándola con ella. Ouch. Mi relación con la canción bajó muchos puntos de rating entonces.

Pero no para siempre. Luego me fui al campo, yen mi primer trabajo, recolectando manzanas, me tocó trabajar a la par de Michael. Michael era un irlandés guapísimo, lleno de músculos y con aire de vikingo, que con su fuerza legendaria no solo trasladaba nuestras bolsas de manzanas en la pega, sino que también abría nuestros tarros apretados en la casa, y llevaba nuestras bolsas en el supermercado. Ese Michael era toda una adquisición.

Y a Michael le encantaba esta canción, y así repetía, “porque me haces sentir como si fuera la única chica del mundo”, una y otra vez en las horas laborales, indiferente de lo contradictorio que era escuchar eso de su masculina persona… mecía con su ritmo esos brazos bronceados que brillaba nbajo el caluroso sol veraniego, y toda su presencia… cada una de las mujeres del grupo detrabajo mirándolo de reojo, y suspirando, y compartiendo con las otras cómplices risillas. Era todo un espectáculo, y nos ponía muy contentas.

Ahora, cada vez que escucho esta canción pienso en Michael, quien se siente como la única chica del mundo. Y me sonrío.


 
45. “Quantum Theory”, de Jarvis Cocker.

Stanthorpe, abril 2011. Mi amiga Elaine se acababa de morir, ahogada en un tour de buceo. La última vez que me había llamado, apenas el día anterior, yo no le había contestado porque estaba amargada. Mi pinche francés me había puesto el gorro, yo lo había pillado infraganti, y aunque yo misma le había contado a la Elaine por mensaje, no quería discutirlo todavía. Así que ahí estaba su llamada tintineando en la pantalla de mi celular, y yo sin tomarla. De haberlo sabido…

Solo tenía 23 años. Recién cumplidos.

Sin embargo, no me siento mal por eso, porque cómo iba a ver venir que ella iba a morirse. Y al mismo tiempo…creo que en algún plano yo sí lo sabía, porque de algún modo curioso ya me había despedido de ella.

La Elaine y yo fuimos roomates en Sydney, durante todo marzo. A finales del mes, yo partí al campo, y poco después ella se fue a la costa este, el viaje típico que yo haría con la Anne un par de meses más adelante. Se suponía que nos veríamos por entonces, y eso comentamos por teléfono la vez anterior, la última, pero cuando llegamos al tema, sentí la inusitada urgencia de darle las gracias. “Why?”, me preguntó ella. “Because you really made a difference for me”,expliqué.

Y era cierto. La había conocido en un momento oscuro. El chileno que tanto había querido no me quería de vuelta, y eso significó una incomodidad que luego significó ser una exiliada de todo el grupo de compatriotas. Y allí estaba yo, sola, y sin muchas conexiones… hasta que la Elaine me tomó bajo su ala, compartió a sus amigos, y me hizo parte de su propia tribu. Y no solo me acogió en su propia vida, sino que me recordó cosas esenciales, como que todo pasa por algún motivo… lo que me permitió recobrar bríos, independiente de si ella me proveía todos esos bienes sociales, lo que igual hizo. Y me hizo reír. Y llorar. Y mirarme a mí misma, cuando nadie me estaba mirando.

Fue muy lindo.

Y todo esto ocurrió de un modo tan natural. Yo nunca tuve que pedírselo, porque simplemente sucedió. Y encontré felicidad en su amistad, y creo que ella también encontró felicidad en la mía.

“Why are you saying goodbye?”, me preguntó angustiada luego de escuchar pacientemente un listado de cada cosa buena que había hecho por mí y mis agradecimientos al respecto. Qué suerte tuve de poder expresarlo. Creo que ella también sabía lo que se venía, porque la conversación había cobrado un tinte muy serio. “I just have to say this”, repliqué, “I know we’ll meet again but meanwhile it’s better not letting things unsaid”. Todavía pienso así. Nos veremos de nuevo, querida.

Cuando me contaron que la Elaine murió, me puse muy triste. Eran días largos recolectando tomates, y yo lloraba mientras los extraía de las plantas, en la privacidad de mi hilera (cada quien trabajaba en una). Y entonces Jarvis. Hablando de la teoría cuántica, y de cómo estamos todos conectados, arrastrando suavemente las palabras con su deliciosa voz. Según la teoría cuántica, el mundo como lo conocemos en realidad no existe. Solo somos energía, no hay tiempo, ni muerte, (ni vida)… todos estamos conectados.

“Somewhere, everybody is happy”, Jarvis cantaba dulcemente.

“Somewhere fish do not have bones”, esa no la entiendo, pero filo.

“Somewhere gravity cannot reach us anymore”, sigue, y luego “somewhere in a parallel dimension, happening now but not within your sight… forces that bind the universe together”.

Y por último y como para rematar “everything is gonna be alright”… "todo está bien", una y otra vez. Eso lo repite muchas veces. Como un mantra. Everything is gonna be alright...

Ese Jarvis es un genio, y me trajo mucho consuelo.



46. “Rien de rien”, de Edith Piaf.

Esta canción es preciosa, y aunque hay unas de la Edith que me gustan más, ésta es la que elijo cuando hay que cantar en público. Es que la letra es más distinguible, entonces siento que chamullo menos.

Cuando conocí a Rom, el francés,lo conocí junto a sus dos amigos. La primera conversación que tuvimos fue en la sala común del hostal de Bondi, Sydney, los tres juntos. Ellos habían llegado esa misma mañana desde Francia, y estarían allí solo dos días, porque después se cambiaban a una casa rodante. Intercambiamos datos y consejos, y entremedio llegó alguien regalando entradas exclusivas para un concierto del grupo MGMT, ese bien popular que canta “Kidz”, y salimos los cuatro beneficiados. 

MGMT es un grupo muy bueno.

Pero, si Romain era chico, sus amigos eran aún menores. Uno de ellos tenía 22, como él, pero el otro tenía…18. Así que al principio no quería relacionarme mucho con ellos, porque aún eraprejuiciosa. Más que prejuicio mismo, me daba miedo que me rechazaran cuando supieran que yo tenía 29. Lo gracioso es que luego supe que a Rom pasaba lo mismo con que él tuviera 22. Muy tontorrones.

Sin embargo y pese a eso, el invite de MGMT era demasiado bueno, así que decidí aceptar la idea de ir todos juntos, y entonces mis tres franceses me fueron a buscar al hostal para salir, como si fuese una cita cuádruple. Fue muy dulce, y estábamos todos nerviosos. Luego, en el trayecto nos perdimos, así que deambulamos por las calles por lo menos una hora.

Como los franchutes tenían un pésimo inglés, la conversación que ya era dificultosa, se puso realmente tensa... hasta que a uno de ellos se le ocurrió cantar. La única canción que se nos ocurrió fue “Rien de Rien”, y así la entonamos, varias veces mientras caminábamos por las calles de Sydney, al principio con cierto nerviosismo, luego con más energía y al final con verdadero espíritu, casi como seres inmortales.

Yo conservo un recuerdo muy feliz al respecto. Es que fue una noche distinta e internacional. Ahí estaba yo compartiendo con tres franceses con los que nunca se me hubiera ocurrido relacionarme en Chile, y pasándolo a todo cachete con eso. La vida me sorprendía. Eso significaba que también podían abrirse posibilidades inesperadas en cualquier parte. Y quizás a ellos les pasaba igual. Todos apenas empezábamos lo que sería Australia.

 "No me arrepiento de nada”, dice la Edith en este tema. Y yo tampoco.



Agrego “Time To Pretend”de MGMT, porque fue la canción del grupo que más cantamos, tanto antes comodespués del concierto. Creo que es mi predilecta de ellos, y además ojo con elsignificado del título “tiempo de fingir”, que es un poco lo que estabahaciendo… omitiéndole a Rom mi edad verdadera jejeje (aunque después se la dije).


47. “Something Stupid”, de la Nicole Kidman con Robbie Williams.

Hay muchas versiones de esta canción, pero a mí la que más me gusta es ésta. Es que, en la original, a la Nancy Sinatra, casi no se le oye la voz. Frente! tiene otra buena, pero en esa es al hombre al que casi no se le oye (y en YouTube de ellos solo hay versiones en vivo muy malas).

Esta canción apareció en mi obsesiva mente para torturar a la Elaine. Sin intención, claro. A ella le gustaba mucho un tipo, con el que después pololeó, pero entonces estaban apenas empezando el flirteo. Y luego de la esperada primera cita, llegó angustiada diciéndome que, aunque lohabían pasado chancho, ella había metido la pata y dicho “something stupid”. Real realmente le gustaba, así que estaba muy amargada, "what do I do now, Maria?", me preguntaba entre llanto y risa. Trabajaban juntos, así que le daba miedo ir a la pega. Por eso la primera cita sehabía demorado tanto en suceder, dicho sea de paso.

Por supuesto, la cosa tonta que dijo no era tal, tanto que ni siquiera me acuerdo de qué era. Solo sufría el efecto importancia que nos pasa cuando alguien nos gusta mucho, pero entonces me contagié con su miedo, y procuré consolarla. Y así se fue esa noche. Entremedio,mi subconsciente maquiavélico ya había tomado el literal de su frase y traído la canción a mi mente, pero con esfuerzo logré mantener el asunto a raya.

Cuando el incidentepasó, ya no fui tan hábil. Es que es una que me gusta mucho, y que es muy pegote, entonces me era especialmente difícil desprenderme de ella. Así que, cadavez que llegaba la Elaine luego de la pega, al mirarla, se me cantaba sola. “Sorry!”, exclamaba entre llanto y risa, y ella con cara de paciencia. “Sorry, sorry!”. Jajaja. Qué odiosa.

Pero a la Elaine también le gustaba. Y una de las veces en que notó que yo había empezado a cantarla, y luego mordido la propia lengua… ella misma procedió a terminar lo comenzado. Y para mi sorpresa, sacó un vozarrón impresionante… unavoz muy profunda, y afinada, y llena de energía, y que sonaba muy fuerte, y que movía cosas adentro.Podría haberse dedicado a eso. Y no lo digo porque la eche de menos: es simplemente cierto.

Siguiendo el ánimo musical,intentamos hacer el dúo pero eso nunca nos funcionó mucho. No nos desafinábamos, pero sí nos íbamos de una voz a la otra, y en especial no podíamos decidir quién haría de hombre y quién de mujer.

Qué recuerdos.



La versión original.


48. “Tan alta que está la luna”, de Quilapayún.

Otra vez el poder de mi subconsciente.En el campo, la luna alta saliendo por las montañas. En las noches era especialmente fácil de ver, en especial en Blue Topaz (parque de casas rodantes),donde nos cortaban la luz a las 9 de la noche. Y esta luna no solo se pavoneaba en el campo, sino que también en la mayoría de Australia, y en toda Nueva Zelanda,donde nunca había mucha gente, entonces había menos contaminación luminística, y mucho más brillo para el astro selenita. Y mi mente ponía de soundtrack, casi cada vez, la canción.

Es una muy linda. Y tiene ese toque andino y folkórico del país donde nací y fui criada.Su ritmo hipnótico, el recuerdo de mi casa, y el saber que mirábamos la misma luna… aunque para ellos fuera día cuando yo la veía, y viceversa.

Suficiente para entrar a mi lista.

martes, 20 de diciembre de 2011

Banda Sonora OZ y alrededores, parte 1.

A mí me encanta escribir de música, así que como bonus track de este blog voy a publicar una simpática lista (y pequeño análisis) de las canciones que más me acompañaron durante mi mítico viaje a la Oceanía y alrededores. Tal viaje incluyó, para los desmemoriados, Australia, Nueva Zelanda e Indonesia, y duró de fines de diciembre del 2010 a mediados de julio del 2011. En esta tanda.

Como todos ustedes saben, uno va por la vida moviéndose con cierto soundtrack (o banda sonora), y aunque muchas veces esas canciones son irreproducibles, porque no existen de un modo popular, o simplemente son una mezcla improvisada y poco culta de muchas otras, en ocasiones tenemos la suerte de que sí podemos alcanzarlas en un tema específico, a guardar en el Itunes, listo para ser escuchado… a veces una y otra y otra y otra vez, ante el espanto de los cohabitantes, cuando carecemos de audífonos o no nos da la gana usarlos.

Quiero, entonces, poner aquí las canciones que me acompañaron durante este corretear. Fueron más de 100 las que tuve pegadas en mi cabeza, pero decidí reducir la lista a 60 que quizás fueran las más significativas dentro del viaje (porque aparte hay algunas que tengo pegadas desde el inicio de la humanidad). Eso sí, no están expuestas ni por orden de importancia, ni por orden cronológico de cuándo me dio con ellas, sino que en orden alfabético para facilitarme la vida, y también para hacer un efecto de collage.

Con esto me refiero a las canciones que yo escuché en mi Ipod, no a las que hice a otros oír… porque sí le di duro a la guitarra, tocando canciones de Silvio Rodríguez, y Paul McCartney, y Seru Girán, y REO Speedwagon (jaja), pero mis versiones eran tan distintas a las originales que mejor ni las puse. Solo les queda imaginar. O recordar, quienes tuvieron la suerte de escucharme en acción, jejeje. 

Voy a publicar las canciones en 5 posts, de 12 canciones cada una (sin contar bonus tracks). Sí, la gran mayoría son en inglés, pero es que uno se retroalimenta de la cultura circundante… pero también hay en francés, portugués, italiano, alemán y, por supuesto, castellano. Yo opino que va a ser un listado muy interesante, y que pueden aprovechar de actualizar sus listas de música. Aunque la música del Ipod es tan pero tan personal…

Así pues, aquí vamos:

1.  "Another Sunny Day", de Belle & Sebastian.

Es una canción alegre en su melodía y ritmo, que se me pegó solo porque me tocaron días soleados, uno tras otro y tras otro, especialmente en Cairns, norte tropical de Australia, y mi subconsciente es muy literal a la hora de canturrearme. Eso sí, la canción es solo alegre en la melodía y ritmo, porque si uno escucha la letra habla de un amor que se termina (así un poco como pasa con la canción de la Whitney Houston “I will always love you”, con la que la gente se casa, y resulta que en ella no terminan juntos).

Esta canción además es muy fácil de sacar en guitarra y de aprender, lo que hizo que la usara mucho a la hora de lucirme con los compañeros de turno. Para mi sorpresa, casi nunca cachaban a Belle & Sebastian, que viene a ser un grupo de culto – y en especial de culto taquilla y alternativo – en Chile… así que pude chamullarme la canción entera, dejándola en general con un final mucho más alegre que el original, jejeje. Aunque a veces dije cualquier cosa.

Ahora me recuerda la feliz templanza de esos días tan soleados, aunque a veces eran tan soleados que amenazaron con hacer caer mi piel a pedazos (y de hecho, a veces, fueron más allá de la pura amenaza).



2. "Anny", de Leonardo Favio.

Una parte importante del viaje la hice junto a la Anne, una holandesa a quien conocí en el campo. Entonces nos tocó ser coleguis en la recolecta de tomates, y no pasó mucho antes de que nos hiciéramos amigas, al principio por necesidad (alguien que te acompañe a hacer dedo, que comparta gastos de cocina) y muy luego por afortunada afinidad, tanto que luego del campo decidimos mochilear juntas por unas semanas. La verdad es que era - y es - adorable.

En mi amor fraternal me preocupé de enumerarle todas las canciones que podían mencionar de algún modo su nombre. La principal fue "Ana" de GIT , que le gustó al principio, pero cuando me pidió que le tradujera la letra dejó de hacerlo (esa Ana no es una persona muy feliz). Entonces se me vino a la mente el "Anny" de Favio, que me dio por repetir una y otra vez, en especial a las horas de espera, sacando los tomates, o haciendo dedo en la calle, o esperando pacientemente a que ella terminara de secarse el pelo para salir (odisea).

El diminutivo común que le hacían a la Anne era "Annetje", por lo que pensé que no iba a funcionar, pero me contó que en su casa le decían así y se emocionó un poco, y yo ahí repitiendo una y otra vez la tonada. No sé porqué me agarró tan fuerte, tal vez porque viajamos mucho juntas, porque en verdad la canté muchísimo, tanto que hasta yo tenía ganas de hacerme callar.

Por suerte, ella se mostró encantada, y tomó la obsesión de mi mente como un acto genuino de amistad (que lo era, pero no a ese nivel loco), y hasta trató de aprendérsela. A su vez prometió pasarme unas canciones holandesas de su laptop, pero se le inundó la carpa donde dormía en el campo, murió el laptop y hasta ahí llegamos con eso. Por ahora.



Como bonus track, el "Ana" de GIT (que en verdad se llama "La calle es su lugar").



3. "Aria Ario", de Paolo Meneguzzi.

Sí, sé que esta elección podría escandalizar a muchos, jaja. Se me pegó cuando estaba en Stanthorpe (el campo), alojando en Blue Topaz, el parque de las casas rodantes, y tenía a este grupo de amigos italianos con los que cocinábamos juntos. Una noche nos dio por hablar de música y ellos me preguntaron a qué italianos conocía, y para su espanto les dije a la Laura Pausini, Paolo Meneguzzi, y Andrea Bocelli, al principio un poco para molestar, luego más en serio (de verdad me gustan muchas de sus canciones). Como pasa en casi todos los países con los que un músico es popular fuera, sus compatriotas encontraban que representaban a lo peor de su patria, aunque algunos apreciaban al último, y así pusieron los ojos en blanco cuando se los canté, improvisando yo incluso un baile casual. 

Luego les mencioné a Domenico Modugno, Gianni Bella, Franco Simone, Matia Bazar, Massimo Di Cataldo y a algunos ni los conocían. Para mi sorpresa, el único que no fue abucheado fue Gianluca Grignani, el que canta “Mi historia entre tus dedos”, una canción que a mí me gusta pero que sé que es muy pop.

De todos modos, mis amigos no supieron recomendarme a otros italianos, excepto a unos electrónicos cuyo nombre no retuve (los italianos que conocí en general son muy electrónicos) (todos los europeos, en realidad).

Ellos no conocían absolutamente a ningún cantante chileno.

Luego de esa noche, como era un tema prohibido, casi cada vez en que los veía me ponía a cantar el “Aria ario”, sin darme cuenta. Al principio se enojaban un poco, pero cuando vieron que era mi amistoso subconsciente, empezaron a aceptarlo y a veces hasta lo cantaban conmigo. Sospecho que algunos llegaron a tenerlo un poco pegado, incluso, al final. Yo misma estuve cantándolo incesantemente al menos unos tres meses luego de eso. Y todavía a veces.

Igual admito que a mí me sigue gustando Paolo Meneguzzi, aunque más “Un condenado te amo”, o “Eres el fin del mundo”, jeje. Mi elección tal vez sea obsesiva, pero no es un error de mi subconsciente.



"Un condenado te amo"



"Eres el fin del mundo"... jeje.



4. "Aquarela do Brazil", de Joao Gilberto.

Otra vez, obra de mi subconsciente, junto a un gusto por el bossa nova, porque es tan pero tan dulce y tranquilizador, casi una terapia. Cada vez en que vi a un brasilero, automáticamente me puse a cantar esta canción, junto con “Garota de Ipanema” o “Insensatez”, aunque ésas menos. Como conocí a muchos brasileros (aunque a pocos portugueses) esto me pasó por lo menos cuatro veces, y en todas me duró harto. Al principio ellos se ofendían pensando que lo hacía a propósito, para molestarlos, pero luego veían cuánto en verdad me gustaban estas canciones y se emocionaban.

Sin embargo, uno de los recuerdos más graciosos que tengo con esta canción es el de estar en Kuta, Indonesia, cantándola medio bajito en medio de la calle, y que entonces un local que se me cruzó cantó un fragmento. Lo que es la globalización.



Mi versión preferida de "Insensatez", por Lisa Ono.



5. "Baby’s Coming Back To Me", de Jarvis Cocker.

Ésta me encanta. Es positiva y dulce y me queda justo al tono, y además Jarvis Cocker podría ser de las voces más sexys que he oído jamás.

Fue como a un mes de volver a Chile cuando empezó a sonar dentro de mi cabeza todo el día, incesantemente, como en rotativa. Cuando me pasa esto en algún momento tengo que preguntarme el porqué, y entonces me di cuenta de que era porque yo iba a volver, y quizá estaba cantando a través de los familiares y queridos que ya me estaban esperando: era el modo en que estaba queriendo que ellos me quisieran, con amor y ternura e incandescente felicidad. 

Yo iba a volver a casa.



6. "Baby", de Justin Bieber con Ludacris.

Esta canción es simplemente pegote, y además bastante buena. Mi parte favorita es cuando canta Ludacris, o más bien rapea, parte que me sé de memoria. Es una canción que me pone alegre, aunque el tema sea más o menos trágico.

Además de ser una canción pegote, es una canción de la que igual no habría podido desprenderme puesto que es un gusto común y la tocaban en todos los lados, no solo en las fiestas producidas, sino que también en las pequeñas juntas con amigos casuales. Grande fue mi alegría cuando descubrí que yo no era la única que se había aprendido la parte del rap, la cual canté al unísono con compañeros casuales (o no tan casuales) tanto en Cairns al principio, como en el campo, como en Nueva Zelanda, como a lo largo de todo el viaje, incluso en Indonesia.

La parte que más me gusta es cuando Ludacris dice algo así como “She knows she got me dazing, ‘cause she was so amazing, and now my heart is breaking, but I just keep on saying”… parte que todos acordamos dinamizar con las piernas flectadas y cara de sufrimiento, justo antes de llegar al “baby, baby”, coro en donde los ruegos de amor se cambian para hacerse alegres y chistosos.



7. "Bad Romance", de Lady Gaga.

Esta canción opino que es una joya, quizá la mejor de Lady Gaga, y eso que tiene muchas canciones buenas. Opino que es un gran acierto que solo levante la voz una vez al final cuando dice “I don’t want to be friends”… que sea la única vez que lo hace, convierte a ese ruego en una súplica de verdad… le da toda la intensidad que le quitaría si fuera repetitivo. Yo espero casi toda la canción solamente para llegar esa parte, aunque sea entera buena.

A mí me dio por escucharla desde Bali, Indonesia, cuando al fin logré bajarla en un restorán de mala muerte con wi-fi gratis. Luego me dio por oírla cuando iba a caminar, en Sydney. Y entonces me pasó algo divertido: Conocí a Romain, un francés guapísimo con el que anduve medio pololeando casi dos meses, en los que fuimos bastante felices… hasta que lo descubrí con otra en los matorrales en el parque de casa rodantes donde estábamos quedándonos. Para esa altura ya estábamos en el campo, al cual me había convencido de ir porque podía ayudarme a encontrar pega, y podíamos estar juntos, y etcétera.

Luego de eso vino en la parada de que fuéramos amigos, aunque luego quedó claro que no podíamos serlo, y poco después yo me fui a viajar con una amiga y dejamos de vernos. Así que, chao pescao… pero entremedio me dio por poner y poner esta canción, aunque yo misma no entendía mucho porqué dado que, sí, el franchute me gustaba, pero siempre supe que no iba a durar demasiado (además de que estábamos en la experiencia de la work and holiday, yo tenía 7 años más que él). Por supuesto que había herido mis sentimientos, pero tenía que haber algo más.

Quien descubrió qué, fue Manami, mi roomate japonesa del campo. Yo figuraba cantando la canción a voz en cuello y con los ojos cerrados una tarde cualquiera en nuestra casa rodante, y ella se rió con cara de comprensión porque pensó que estaba diciendo “bad Romain”, en vez de “bad romance”, jajaja, y empezó a decirlo conmigo, moviendo el índice derecho como enfatizando “very, very bad”, jaja. Y entonces entendí. Y la cantamos juntas, con ese sentido, y desde ahí que siempre me recuerda a él. Y a ella, diciendo “Loman” y siendo mi cómplice.

En todo caso es una canción buenísima.



8. "Barbra Streisand", de Duck Sauce.

Ésta es simplemente adorable. Es un homenaje que le hicieron a la Barbra Streisand, un grupo muy taquilla, y no solo el video es buenísimo, sino que la canción es muy buena, y tan bailable.

Además, a mí me cae chancho la Barbra Streisand.

Se puso de moda a mediados de mi viaje, y me causó mucha gracia el modus operandi de la canción, porque es chistoso y canchero, pero fue desde Nueva Zelanda cuando más la tuve pegada. Es que Scratch, el guía y conductor del tour de 14 días que tomé en la zona, inventó un juego durante las largas horas de carreteras, en donde cada vez en que la canción decía "Barbra Streisand" (muchas), teníamos que decir todos, en voz alta, el nombre de una película. Suena fácil, pero era muy difícil. Aún así, luego incluimos otras categorías como cantantes, países, y etcétera, embalados y suicidas.

Lo gracioso del juego es que todos gritábamos al mismo tiempo, entonces nunca podíamos saber si alguien había hecho trampa o no. Al final era una especie de exorcismo comunitario.



9. "Brothersport", de Animal Collective.

Esta canción yo creo que se me pegó por el solo hecho de que dice “You’ve got a real good shot” (tienes una muy buena oportunidad), luego de repetir muchas veces “open up, open up, open up your throat” (abre, abre, abre tu garganta), que yo entendí como abre tu corazón (suena similar). Más tarde busqué la letra y no se refería exactamente a lo que yo creía, pero sí parecido.

De todos modos, es una canción insistente y muy alegre, y yo creo que se me pegó porque era mi interior chillando de felicidad por tener tal oportunidad de ir a recorrer el mundo… de vivir esa experiencia, aprender cosas, conocer gente, poner en práctica teorías personales, y etcétera… y así cada vez en que me sentía un poco desanimada y en que me iba mal, ponía esta canción, y recordaba que la presencia de esa oportunidad, tan lejos de todo y yo con tanta facilidad para reinventarme… era el momento perfecto para practicar tantos nuevos hábitos y costumbres en mí. ¿Qué importaba si me caía, o si me equivocaba garrafalmente? Yo podía hacer cualquier cosa. Estaba demasiado lejos de todos los que conocía. Era más libre que nunca de ensayar y errar. Tenía todo el espacio y la privacidad del mundo para aprender de los demás y de mí misma.



10. "Chanson pour Pierrot", de Renaud.

Otra vez Rom, el francés guapo. Estábamos recién pinchando, y yo quería aprender su idioma. Para enseñarme, puso algunas canciones de Renaud en su radio portátil, un cantante franco muy popular en su propio país, pero del que fuera se sabe poco. Las canciones eran delicadas, profundas, interpretadas por una voz rasposa y a la vez suave, y Romain me las fue explicando una por una. Era la tarde/noche, estábamos una plaza en Sydney y había mucho viento así que no había nadie más que nosotros allí, un poco forcejeando con las comunicaciones internacionales, porque su inglés era muy malo, y mi francés aún peor.

Pero la música es universal, y también los dramas humanos, por lo que cada canción inundó el lugar de sentimiento de todas formas. Una de ellas Renaud la escribió a un amigo que se iba a suicidar porque la polola lo había dejado, para convencerlo de no hacerlo. Para mi sorpresa, Romain, a sus 22 años, parecía saber exactamente de lo que el desamor se trataba, porque me explicó esta historia compartiendo un brillo especial, como de haber sufrido. Yo no quise conectar porque encontré que era prudente omitir esos temas tan temprano en el partido, aunque concedí un "oh, that's terrible" y entonces intercambiamos cierta mirada cómplice.

Esa canción no sé cuál es, y como aún no sé francés, no puedo buscarla por la letra, pero puse la "Chanson pour Pierrot" que es lejos de mis favoritas, aquí, y es que desde entonces Renaud pasó a ser parte de mis listas musicales. Eso sí, debí esperar meses para bajarlo, por falta de internet. Aunque mejor, porque mi francés igual después me hizo sufrir.

Cuando dejamos de traducir canciones, me puse a hojear un manual que él tenía de francés/inglés, de esos típicos ideales para viajar, que ponen las frases perfectas que decir en cada situación social. En la sección de fiestas, leí en voz alta algo que podría traducirse como "no conozco a nadie en este lugar", poniendo cara de fingida timidez, inflando mis plumas en medio de un juego coqueto. "Pero me conoces a mí", replicó el franchute con total seriedad, mirándome fijamente, casi como una súplica. Y Renaud todavía cantando de fondo.

La verdad es que, en su momento, fue un sueño.



"Mistral gagant", otro temazo.



11. "Chasing Cars", de Snow Patrol.

Era marzo en Sydney cuando yo buscaba pega infructuosamente. Estuve un mes entero allí y solo obtuve un trabajo casual en una fábrica.

Entonces fue la primera vez que compré internet, uno al que se puede acceder desde un pendrive que se conecta, y así aproveché de bajar los capítulos nuevos de Grey’s Anatomy, que me acompañaron en esa espera. Eran tardes veraniegas y lluviosas, muy agradables, y yo disponía de un par de horas al día para dedicarme a esos pequeños placeres mundanos… tiempos relajados, sencillos y todavía muy nuevos, dentro de lo que fue Australia.

Así fue como me tocó ver un capítulo que lo hicieron musical, en donde cantaban esta canción. Al principio no me gustó mucho, porque la encontré media mamona (“muéstrame un jardín que esté a punto de explotar de vida”, dicen en inglés en una parte) y sin mucha relación con el tema tratado en el capítulo, y aparte también cantaron una versión de “The Story” que era tan buena que en principio capturó toda la atención disponible… pero luego me di cuenta de que la canción sí me había agarrado porque se me había pegado (evidencia), y así la puse en la lista “Lalala” de mi Itunes, que es donde pongo las canciones que estoy escuchando más en el momento, y que quiero repetir harto.

Tres meses después, en Nueva Zelanda, resultó que era de las favoritas de Scratch, el guía y conductor del gran tour por NZ, quien la cantaba casi todo el día. Eso me causó gracia, porque era una canción tan romanticona y él parecía tan recio y tan macho, pero quizá le había pasado lo mismo que a mí (no porque yo sea recia, sino que porque la canción me conquistó) y sin mayores explicaciones terminamos cantándola juntos en las largas horas de carretera.



Además, voy a agregar (para los curiosillos), la parte de Grey's Anatomy donde la cantan.



Y la versionaza que se pegaron de "The Story", ejalé.



12. Chinese, de Lily Allen.

La Lily Allen tiene una voz tan suave, delimitada, dulce y melódica. Me encanta. Durante gran parte de viaje estuve cantando sus canciones, en parte porque me quedan muy al tono, en parte porque me gusta jugar con ese estiloso acento inglés… pero fue en Darwin en donde más la canté, o quizá en donde más me dio consuelo.

Darwin fue el primer lugar en el que me instalé en Australia, luego de una odisea aeronaútica de Santiago, a Auckland, a Sydney, a allí… sin parar a dormir en ninguna de esas partes. Como queda en el extremo norte del país, casi en Indonesia, y era pleno verano, me recibió con un calor absolutamente tropical, 36 grados a la sombra, y lloviendo y luego despejándose por lo menos unas cuatro veces al día. Un lugar caliente e intenso.

Apenas en mi segundo día de llegada se me echó a perder la cámara, por lo que la dueña el hostal me mandó a arreglarla a una picada. Para llegar a ella, tuve que tomarme la micro como cualquier hijo de vecino, y recorrer sus calles como si fuera mi propia ciudad. Como Darwin es grande y me mandaron lejos, me tomó la tarde completa ir y volver, así que ese día fue todo lo que hice… eso y ver todo tipo de barrios, deslizándose ante mi vista la panorámica del lugar, y yo con la extrañeza de encontrar un lugar que es selvático y verde, lleno de aborígenes, pero que a la vez está copado de personas tan blancas y de casas de estilo tan europeo. El contraste era muy grande y a la vez muy interesante de entcontrar.

Ese día fue el calor inmenso, en cada micro que tuve que tomar, y en cada paradero… pero la Lily Allen con su voz delimitada y melódica, domesticando esa expansión tropical y haciéndome sentir chic. Era algo fresco que escuchar en medio de esa exuberancia caliente. Un consuelo británico y estiloso, paseando conmigo a través del mundo.

Elegí “Chinese” de tantas otras que tuve - y tengo - pegada (muchas) porque es tan romántica, y porque simbolizaba un poco ese anhelo de hogar que todos tenemos, aún cuando andemos patiperreando un océano más allá de lo que queda nuestra casa.



"Who'd Have Known", otra de esas romanticonas.



"Fuck You", una canción agresiva y juguetona (no relacionada al amors).