domingo, 23 de enero de 2011

Cairns mon amour

Así que mis últimos días en Cairns fueron realmente buenos: un último paseo bacán, a otra isla tropical (Green Island), y unos roomate de verdadero lujo.

En cuanto al paseo, mi intención era volver a snorkelear en esa isla, pero al parecer la vida marina se había ido en huelga (traté en cuatro lados diferentes). De todos modos, el lugar era realmente lindo, de playas blancas, con bosques al medio, y todo lleno de pájaros silvestres, algunos como patos, que se lavaban felices las plumas a menos de un metro de distancia de la gente. Es de los parques más antiguos de la zona, por lo que podemos suponer que hace tiempo que la gente no los caza, así que los animales están más acostumbrados a nosotros. Fue un paseo entretenido, aunque tranquilo, en el que pasé horas chapoteando y echada en la arena, con breves sesiones de escalopa. A la vuelta, se puso a llover de la nada, pero aún así me fui en la parte alta externa del barco (perdonen mi falta de vocabulario náutico) con un par de valientes más, y saludamos con la mano a cada embarcación que se cruzó. Eso es lo más divertido, quizás, de andar en barco… saludar y reírse con los que vienen por el otro lado. Siempre se ven tan contentos como imagino que nos vemos nosotros mismos.

Algo fome, en todo caso, que (me) pasa con los toures en Australia es que son tan guiados. Acá les faltó poco para ponernos las máscaras y el snorkel ellos mismos, y hasta nadar por nosotros. Se aprecia que quieran ser diligentes y todo eso, ¿pero dónde está la diversión del autoexploramiento? ¿No se aburre la gente con que le digan TODO? En el paseo a la selva fue igual, y la parte en donde más me dieron ganas de salir arrancando fue cuando hicimos un sendero precioso de unos 700 metros, ¡en casi una hora! A mí me gusta la naturaleza, pero no necesitaba la descripción detallada de toda la historia de la biología… aunque creo que la habría soportado, si no fuera porque me mataba la idea de que hubiera tantos otros senderos más que no íbamos a hacer, por estar varados en la explicación de ése. ¡Lo que me cuentan puedo leerlo en un libro! pero no ESTAR en el bosque, y tocarlo, y verlo, y olerlo.

Esto me recuerda a cómo una vez un amigo extranjero me dijo que le encantaba venir a subir cerros a Chile porque no estaba todo señalizado, como en los países desarrollados, ¿pero hasta dónde es desarrollado Australia? No lo tengo tan claro… tiene todas esas carreteras y cosas… pero al mismo tiempo tienen unos comerciales en la tele como hechos en los 80 (que son muy graciosos) , y además la gente cruza la calle corriendo (y casi matándose) como un chileno cualquiera, y la mayoría tiene tantos tatuajes que, más que un país que viene de convictos, parece ser uno que viene de los piratas, jaja… aunque tiene su lado dulce, porque no son tan rígidos, y eso significa que a veces te dicen que no pagues la micro, o que te den doble ración gratis de helado, y todos esos pequeños gestos de amor humanitario que uno vive en el queridísimo Chile, y que son los que más recuerda.

Además, las ideas de lo que es evolucionado a veces son discutibles. Por ejemplo, sí, matan a todos los gatos y perros salvajes (lo siento, Florci), ¿pero porqué no matan a toda esa otra cantidad de animales silvestres – por así decirlo – que vagan por ahí? (¿y qué hacen con los ratones?). Según unos australianos que conocí, es porque matan a los animales que no estaban aquí en su origen natural, y que solo hay dingos (que no los matan) (o eso dicen) y que de felinos solo estaba el de Tasmania, ahora extinto… y en ese caso es más aceptable (aunque habría que discutir hasta dónde podemos hablar de “origen natural”, si la mezcla constante es parte del desarrollo biológico y de la vida misma), pero igual me parece cruel… los gatos, en especial, que son tan capaces de vivir por su cuenta, sin molestar a nadie… pero según este australiano es su misma autopreservación mediante la caza la que los hace complicados, y que los mismos gatos salvajes de Tasmania fueron asesinados porque se comían a las vacas, ¿pero no eran esas vacas extranjeras? ¿Y porqué esos gatos si fueron asesinados? La lógica humana a veces pierde objetividad cuando tiene intereses propios.

Bueno, y ahora podría convertir esto en una discusión ecológica moralista, cuando en realidad en este momento no tengo tanta data… así que me remito a comentar que es un tema interesante de discutir. Y que además yo creo que los australianos igual deben echar de menos a sus gatos y perros… porque son tan del tipo americano de Texas… su música folklórica “originaria” es absolutamente country, usan camisas de vaquero, son como carreteados, flacuchentos y rubios, y con dientes malos, y además mascan algo que parece tabaco. Solo les falta la mecedora, la escopeta, y el perrito, jaja. No sé porqué es así, cuando la mayoría viene de Gran Bretaña… tienen esas iglesias con avisos afuera tipo “Jesus can give you more years of life, and more life to your years” (algo así leí ayer), y esos grandes camiones de helado, y esas tiendecitas con tipos hindúes como el mejor Apu de los Simpsons. A mí me parecen tan norteamericanos, aunque tienen un acento de lo más scottish, y toda esas monedas y billetes con la cara de la reina Isabel, en sus años más mozos (guapísima).

En fin, luego del paseo me encontré con mis nuevos compañeros. Tarik, un británico/marroquí, Marty, un australiano, y Joe, un gringo (aunque Joe llegó al día siguiente). O sea, las tres nacionalidades que más he visto aquí, lo que confirma que lo que une a la gente es la cultura, más que la distancia u otra cosa… porque obvio que el australiano ya estaba aquí, ¿pero el resto? Durante el viaje he conocido a una cantidad impresionante de gente de los países angloparlantes, aún si están al otro lado de hasta más de un océano, y el argumento que más me han dado, es que les gusta Australia porque “es lo mismo que allí, pero en verano”, aunque al parecer Gran Bretaña es diferente (pero según Tarik, allí también matan a los animalitos), y por supuesto, no podemos generalizar (los de Nueva Zelanda están en verano también), pero esto sí parece ser una tendencia.

En todo caso, mis nuevos compañeritos fueron de lujo. Mis favoritos en Cairns, porque no solo eran simpáticos y agradables (y los únicos que no se me han paseado en pelota), sino que además nos hicimos amigos. Todo empezó cuando Tarik, el primer día, cocinó unos tallarines a la boloñesa con CARNE DE VERDAD, y zanahoria, y cebollita. Como todo buen galante backpacker, cuando me vio en la pieza, simplemente trajo un plato extra y puso la mesa afuera, en el balcón, y allí (vendida, jaja) nos largamos a conversar, de temas tan amplios como la religión y la política. Luego llegó Marty, quien pensé que iba a salir espantado (en ese momento tratábamos temas muy límite)… pero quien se unió, aportando unos vodkas, ¡que hace él mismo! hasta con sabores, y de ahí nos quedamos conversando por lo menos 4 ó 5 horas más. Tanto Marty como Tarik resultaron ser excelentes interlocutores, porque pudimos hablar de todo, sin enojarnos ni interrumpirnos. Eso me llama ene la atención, porque me ha pasado ene en el viaje, y creo que puede ser porque, la gente que viaja, es gente que igual tiene más disposición en general a conocer cosas distintas. Es una idea.

En fin, que toda la conversación fue bacán, porque además uno aprende tanto. Por ejemplo, no tenía idea de cuán metidos estaban todos esos países en la guerra del Medio Oeste (lo que no me causó mucha gracia). Además, fue gracioso ver el modo de pensar de la distinta gente. Tarik, por ejemplo, encontraba que la monarquía era el mejor sistema, porque los presidentes duran máximo 10 años (en el país más largo) (no supo decir cuál), entonces no alcanzaban a ver el negocio y ya tenían que irse. “What if you got an evil King?”, le pregunté you, “well, they don´t have so much power anyway”, contestó él. Como dije recién, la lógica flaquea cuando hay preferencias personales.

Además, Marty nos explicó porqué los aborígenes australianos no trabajan, y es que les pagan una GRAN indemnización cuando están cesantes… 250 AUD a la semana. Lo llamativo es que a los blancos les pagan solo 175 AUD por lo mismo, ya que “ellos no fueron arrebatados de las tierras originarias”, ¿pero es eso una excusa para minimizarlos? ¿Cómo quieren seguir adelante con la unión de una cultura, si con ese argumento siguen dividiéndola? No es justo para ninguno de los bandos: los aborígenes se convierten en víctimas, y los blancos quedan desprotegidos. Algunos llevan ya varias generaciones aquí. Es lo mismo que leí en un estudio que pasa en USA, en donde los blancos pobres, son más pobres que los negros pobres, porque no tienen mucha red de apoyo social (aunque ahí pueden haber otras razones).

Además y por otro lado, no por tener indemnización, los aborígenes debieran eximirse de trabajar… pero Marty nos contó que eran tribus muy cerradas, y muy unidas, entonces si alguien decidía mejorar su situación y trabajar… su plata se iba el 95% a la tribu, y el esforzado no conservaba casi nada, entonces ¿quién querría trabajar así? Toda la razón, y eso ha causado que tengan tantos beneficios (nos nombró algunos, como por ejemplo que si quieren ser azafatos, tienen derecho a tomar la pega altiro por sobre el resto) (y aún así no he visto a ningún aborigen en ninguno de mis vuelos). Algo esperanzador es que este país tiene solo 200 años, y Marty me comentó cómo él mismo conocía a algunas familias de origen aborigen que ya habían ido al colegio, y todo, que habían sido sus compañeros.

Y la conversación fue aún más fogosa cuando llegó Joe, el gringo, al día siguiente. Tarik justo antes había comentado su desagrado por la guerra del Medio Oeste, y Joe se presentó contándonos cómo trabaja en Afganistán, como lingüista, traduciendo códigos para evitar motines y etcétera. Brígido. Marty y yo miramos a Tarik y tuvimos miedo por su reacción, jaja, pero él fue capaz de preguntarle de modo agradable y respetuoso cuál era su interpretación de todo el tema, y la respuesta es que Joe realmente cree en lo que están haciendo. Dice que están levantando un país, y que en realidad ellos (los afganos) están felices de que esté ahí, construyendo colegios y etcétera. Algo que yo no sabía (y ahí admito que fui ignorante) es que el régimen de censura con el cual viven es relativamente nuevo, el Al Qaeda. Como hace tanto escucho de él, para mí es como si siempre hubiera sido así.

Y cómo podemos discutir con un tipo que está en el fuego mismo de la guerra. Él ha visto lo que nosotros no vemos. Yo le pregunté porqué ellos eran los “llamados a levantar un país”, y me dijo que no tenía idea, y que admitía que también había razones políticas no muy sanas entremedio… pero que allá mismo, las cosas no eran cómo se ven en las noticias. Que los afganos eran orgullosos, pero amables, y que muchas veces los recibían con los brazos abiertos.

Otra vez, no tengo suficiente data como para dar una real opinión… aunque sin duda sé mucho más que antes, y también podría contar aún más detalles de lo que conversamos, porque es decidor… ya que refleja el modo en que las generaciones a por tomar el poder piensan, pero ya llevo mucho rato aquí. Lo última cosa que podría agregar es que Joe dice que no sabe cuánto esto parará, y que aunque quisiera que fuese luego, no cree que sea tan luego… y que lo de Irak fue un error, y eso sí fue llamativo de escuchar.

Yo también quiero que la guerra se acabe luego.

De ahí los tres salieron a comer afuera, mientras yo hacía la maleta (era mi última noche), y cuando ya había terminado (tardísimo), y ya estaba feliz en mi cama durmiéndome, ellos volvieron, diciéndome que teníamos que tomarnos unos últimos tragos en el balcón. Yo me resistí, pero me dijeron que me iban a pintar un bigote, así que terminamos jugando al “nunca nunca” en el balcón (ellos también lo tienen, se llama “I’ve never ever”), hasta el amanecer. Uno de los momentos más notables fue cuando yo pregunté si alguna vez habían fantaseado con una mujer sobre los 60. Los tres dijeron que sí. “There are some hot mama”, dijo el australiano. “I’ve always dream is to be a toyboy”, secundó el ingles. “What about Susan Sarandon?”, agregó el gringo, jajaja. Lo encontré bacán. Si cuando tenga más de 60 puedo seguir alimentando sueños de casi adolescentes, creo que me sentiré muy realizada, jaja.

Y esa fue mi última noche en Cairns, y ahora estoy en Sydney, pero de ahí cuento más, porque estoy en medio de mudanzas y trámites varios.



Playa de Green Island.

Mar de coral.




Pajarito.



Chinos en mi barco mirando el horizonte.



Los tallarines lujosísimos que me hizo Tarik.



Marty y Tarik.



¿Ven que son ordenados estos hombres?


Motín despertador frente a mi cama.




Marty dice que la foto salió así porque es él más importante que yo.




Ojo con mi cara de sueño (recién sacada de mi cama).



Firmándome como souvenir una pelota del pool, que se secuestraron.



La entrega oficial de la pelota.



Mi despedida.



Cairns a la altura.



Una isla solitaria.



La gran barrera de corales.



Aquí estoy alojando ahora, Sydney, Bondi Beach.

2 comentarios:

Flor Casual dijo...

WAU!!! se pasó nomás!! yo creo que estás aprendiendo más que yo en este fkn master! oye, pero que no me vengan con que los Afganos están felices con los gringos!! yeah right! esa si que no me la compro... esto de que los yanqs se la pasen haciendo guerra en distintas partes del mundo no me parece razonable en ningún sentido... pienso que al final, la razón es siempre la misma, y ya lo cantaban los prisioneros "quieren dinerooooo... " always about money (or oil in this case). xx F.

galgata dijo...

Es que la cagó cómo uno aprende viajando, de la gente! Además, como no tengo ninguna etnia particularmente fuerte ni nada (para ellos), soy como una hoja enblanco sobre la cual se proyectan. Y sí, yo también creo que la guerra del Medio Oeste obvio que tiene que ver con la plata también, ¿hai escuchado la canción de la Liza Minelli, "Money"? "Money makes the world go around" (o algo así), aunque ésa es una canción tan pero tan feliz.